Exterior de la bodega

Destacan en el paisaje cerrateño los conjuntos de bodegas en las inmediaciones de los núcleos de población. Se trata de bodegas excavadas en el subsuelo, en zonas con terrenos arcillosos, compactos, con consistencia. Aunque en algunos municipios se ubican en terrenos llanos, mayormente se localizan en zonas en pendiente, para facilitar la excavación y la evacuación de las aguas. Es más habitual encontrar pueblos cerrateños donde se ven las bodegas ocupando la  ladera  de  un  cerro  próximo  a  su  núcleo  urbano. Se agrupan formando barrios de mayor o menor tamaño, construidas con conocimiento del terreno y ajustando en su interior la traza al espacio disponible.

Desde la distancia, vemos una ladera con un paisaje peculiar, salpicado de pequeñas construcciones en piedra, distribuidas irregularmente. Son la entrada a cada una de las bodegas, junto con chimeneas o respiraderos y descargaderos para la uva. Todos estos elementos sirven de conexión con el interior de la bodega y están construidos con materiales propios del terreno: piedra, barro y madera. Las fachadas construidas con mampostería ordinaria de piedra caliza, colocada en seco o con barro. En la puerta de entrada y  en el descargadero encontramos dinteles de piedra o cargadero de madera de enebro. El descargadero es una apertura excavada en la tierra que comunica exteriormente directamente con el lagar. En el exterior está rematado por una pequeña construcción en piedra, en unos casos adosada al frente de fachada, en otros exenta, de planta más o menos cuadrada, y con puerta. Se pueden ver gran variedad de chimeneas o humeros  de sección cuadrada o circular, y de diferente tamaño. Comunican la bodega con el exterior, permitiendo evacuar los gases de la fermentación y ventilar la bodega para evitar las humedades.